sábado, 24 de julio de 2021

GRAN CLIMA DE AMISTAD E IMPACTANTES RELATOS EN EL CAFÉ UFOLÓGICO RIO54 DE JULIO

El jueves 1 de julio de 2021 tuvimos una nueva reunión mensual del Café Ufológico RIO54. Continuamos con las reuniones virtuales, en estos tiempos de pandemia, hasta que volvamos a los tradicionales encuentros en algún café o restaurant de Buenos Aires.

Como siempre sucede en RIO54 no hay agenda previa, los temas aportados por cada participante se van abriendo curso en la conversación y cada reunión va tomando su clima de amistad, de confianza, tal como sucedió siempre con los encuentros presenciales, para que se vaya desgranando la charla adentrándonos en conceptos que abren la mente, en historias dignas de ser escuchadas que tal vez nunca antes salieron a luz.

 

Inició la reunión Eugenio Tait para presentar fotos aéreas de unos geoglifos de gran tamaño que fueron descubiertos hace poco en Perú, no lejos de las famosas líneas de Nasca. Acto seguido Michelle y Leonel de Ituzaingó se presentaron y mencionaron a los anunnakis como su tema de especial interés. 


El amigo periodista Carlos Parodi comentó que recientemente le hizo una extensa entrevista a otro amigo de RIO54, Mario Coen, conversación en la cual Coen develó detalles poco conocidos sobre hechos ocurridos durante su vasta trayectoria en la ufología, de modo que esperamos con ansias la publicación de ese material.


Mario Lupo se conectó desde Miramar, en la costa atlántica bonaerense, para recordar que en décadas pasadas esa zona supo ser pródiga en avistamientos, mencionó el caso vivido por un ciclista el 21 de junio 1968 a la una de la mañana: Rodolfo Fito Vivas se llevó flor de susto cuando se le acercó un objeto casi a ras del suelo que emitía un silbido y una energía que le quemó las manos y lo hizo caer de la bicicleta.


Luego vino un sabroso intercambio de opiniones sobre la noticia ufológica más comentada a escala mundial, el informe presentado por el Pentágono al Congreso de los Estados Unidos a fines de junio, debate en el que entre otros intervinieron Sebastián Araya, Elizabeth Nardini, Antonio Rosatti, y los tres rubenes presentes: Rombolá, Calabrese y Morales. Sobre todo se puso énfasis en que el informe considera a los ovnis como posibles “amenazas” de origen incierto, lo que parece un argumento para promover los onerosos presupuestos de armamento militar y satélites de vigilancia. Rubén Morales subrayó que el tono admonitorio del documento le hizo recordar la pionera película clase B “La cosa de otro mundo” (1951, en tiempos de la Guerra Fría) que en su escena final el protagonista decía en tono imperativo “Deseo haceros una advertencia, en cualquier parte del mundo que estéis: ¡Vigilad el cielo, no os descuidéis, seguid vigilando el cielo!”.


La conversación también abordó los peligros actuales que acechan a la humanidad, tema sensible en estos tiempos de pandemia, y no faltó el debate sobre los pros y contras de las vacunas que suele ser motivo de controversias en los medios de comunicación.


Sebastián hizo alusión al próximo período de mínima actividad solar que puede afectar la normalidad de la vida terrestre y Eugenio recordó que el gran naturalista Jean-Baptiste Lamarck afirmaba que en la escala de los seres vivos la naturaleza se autolimita (hay especies que se alimentan de otras) pero el último eslabón evolutivo debe autolimitarse a sí mismo, lo que lleva a una cuestión demográfica tan perturbadora como difícil de responder: ¿es excesiva la cantidad de habitantes de la Tierra?…


Siempre atento a la literatura marginal con origen en canalizaciones, Sebastián recomendó un pequeño tratado de 83 paginas escrito en 1953 por Meade Layne, Ether Ship Mystery and Its Solution, según el cual todo planeta físico está rodeado de elementos plasmáticos, una materia sutil que también estaría habitada, pero por formas inmateriales que no podemos percibir con los sentidos.


Mencionemos la participación de Dussan Alacevich en las últimas ediciones del Café Ufológico RIO54, quien es licenciado en Higiene y Seguridad del Trabajo, además de ser farmaceútico, con reconocida labor en Río Tercero (Córdoba) que en esta oportunidad nos habló de su historia y nos contó un caso apasionante. Es originario de Villa Ascasubi, un pequeño pueblo recostado sobre el Río Tercero que actualmente tiene 1.800 habitantes. Su interés por las cuestiones espaciales fue influenciado por su tío, un ingeniero aeronáutico que había trabajado con Reimar Horten en el desarrollo de las “alas volantes” argentinas e incluso había cumplido la proeza de cruzar los Andes con un planeador Horten. Luego Dussan relató un curioso avistamiento que protagonizó a fines de 1965 o principios de 1966, en momentos en que junto a su familia regresaba del campo a su pueblo. Su padre fue el primero en extrañarse por la gran cantidad de “estrellas” que habían aparecido en el cielo, siendo que faltaba mucho para el anochecer. La madre miró con atención y respondió “no son estrellas, tienen movimiento”. El padre asintió, en principio conjeturó que podrían ser aviones, las luces avanzaban de sur a norte en una suerte de formación militar, a una velocidad similar a la de un monomotor a baja altura, se las podía seguir cómodamente desplazando la vista. Eran grupos de 4 o 5 luces de similar intensidad que avanzaban en la misma dirección sin ruido alguno y luego de un intervalo venía otra flotilla detrás, y así siguiendo de manera continua, una tras otra. En algunos casos se vio también avanzar una luz solitaria en medio de esos intervalos entre dos formaciones.

Llegados a Villa Ascasubi los fenómenos continuaban acompañándolos, por lo cual su padre le pidió a Dussan que fuera rápido a avisar al Jefe de Correos mientras él iba a ver al Jefe de Policía, por ese entonces dos de las máximas autoridades del pequeño poblado. El Jefe de Correos, los policías y otras personas pudieron dar fe de la caravana celeste que los sobrevolaba. La observación se prolongó al menos unos 20 o 25 minutos, hasta que la familia Alacevich llegó al local de farmacia que atendían y dejaron de mirar el cielo para dedicarse a las actividades cotidianas, sin tener la certeza acerca de cuanto más habrá durado el incesante desfile de luces.


La novedad corrió de boca en boca, pronto llegó a la cercana Fábrica Militar de Río Tercero y de allí a la Escuela de Aviación Militar de Córdoba donde se desempeñaba su tío ingeniero, quien los llamó para saber más datos, sobre todo para corroborar la extensa duración del fenómeno, que había significado el pasaje de una enorme cantidad de “vehículos”, lo que no era compatible con las posibilidades aeronáuticas de la época. Igualmente el ingeniero realizó averiguaciones acerca de algún ejercicio aéreo en la zona y obtuvo respuestas negativas.


Elizabeth Nardini recordó que precisamente 1965 había sido un año generoso en avistamientos en todo el país, destacándose los casos reportados desde la Antártida. Rubén Morales acotó que, si bien había analizado esos casos antárticos que se detallan en su libro, prefería no hacer “asociaciones ilícitas” de ideas o datos que bien pueden referirse a hechos aleatorios, independientes, no relacionados entre sí pese a coincidir en el tiempo. Sebastián hizo un aporte erudito al puntualizar que se llama “apofenia” a esa tendencia de relacionar mediante una supuesta causalidad unos hechos que no la tienen y son aleatorios, por eso a los llamados “conspiracionistas” que pretenden ver conexiones entre datos aparentemente sin sentido se los suele tipificar como “apofénicos”. Hemos aprendido una nueva palabra. En cada reunión de RIO54 se aprende algo nuevo… 


Luego Antonio Rosatti relató haber estado dentro de la famosa “mancha” oval que se produjo en el cerro Pajarillo (Capilla del Monte) en 1986. Antonio la visitó tiempo después, cuando el pastizal exterior estaba amarillo, en tanto en el interior de la huella crecía pasto nuevo verde y hasta algunos arbustos. Mencionó también las versiones que habían circulado muy fuertemente en la época acerca de grupos militares, incluso extranjeros, que habrían ido a investigar y recolectar muestras. Sobre el mismo tema, Sebastián mostró la portada del libro “Proyecto Erks. Aportes desde la academia para la zona Uritorco”, una obra colectiva de reciente publicación escrita por doce autores a la cual Sebastián contribuyó con el segundo capítulo que promete ser imperdible. Desde el Café Ufológico RIO54 solo podemos felicitar la edición de un nuevo libro sobre la temática que nos apasiona, más aún en estos tiempos de virtualidad en que tener en las manos un libro impreso en papel adquiere una valoración extra!


Agradecemos a quienes participaron en esta reunión de julio como Rubén Calabrese, Claudia Barros, Alejandro Merel, Antonio Rosatti, Dussan Alacevich, Eugenio Tait, Elizabeth Nardini, Juan C. Spadafora (Junior), Rubén Rombolá, Roberto Tinao, Sebastián Araya, Patricia López, Carlos Parodi, Lucas Germán, Ricardo Durán, Renato J. Monti, Pablo Zanolli, Milagros Silva, Michelle y Leonel, Rodrigo Moura, Robert Pappas, siempre con la coordinación de Mario Lupo y Rubén Morales.


Te invitamos a participar en la próxima reunión virtual del Café Ufológico RIO54 en el siguiente link:


Jueves, 5 agosto · 18:30 – 20:30

Información para unirse a la reunión de Google Meet

Vínculo a la videollamada: https://meet.google.com/kjr-xmbg-fzn

domingo, 11 de julio de 2021

Falleció el Ing. Isidoro Markus, reconocido inventor y gran amigo del Café Ufológico RIO54

La triste e inesperada noticia nos llega a través de Alejandro Olivera, participante de las reuniones del Café Ufológico RIO54, a quien agradecemos la información.

Isidoro Markus era Ingeniero Electromecánico graduado en la Universidad de La Plata, miembro de la Asociación Argentina de Inventores (AAI) que dirige el prolífico inventor José Fandi, su gran amigo.

Isidoro, Izzy para los amigos, era uno de los más consecuentes y activos integrantes del Café Ufológico RIO54: Concurría a casi todos los encuentros mensuales, siempre era pertinente en sus intervenciones y estaba atento a que las reuniones comiencen con la debida puntualidad.


Como inventor tenía en su haber diversas patentes, pero en especial apreciaba una registrada en Estados Unidos, donde trabajó muchos años. Se trataba de un ingenioso sistema para convertir una silla común en una silla reclinable, lo que le confería mayor comodidad a la vez que mejoraba la postura. En efecto, al sentarse en una silla suele haber una tendencia natural a echarse hacia atrás hasta levantar las patas delanteras, lo que es peligroso. El dispositivo de Markus permitía repetir ese movimiento manteniendo las cuatro patas firmes en el piso. Markus defendía su invento indicando que “un tercio de nuestra vida, la pasamos sentados”.

En una entrevista publicada en internet,  afirmó que “los inventores  corren tras sueños imposibles. Solo el 3% de los inventos individuales generaron algún dinero.”


Tenía 89 años, llevaba una vida saludable y caminaba varios kilómetros por día, se había recuperado bien de una cirugía, además se cuidaba mucho del coronavirus. No hace mucho tuvo una comunicación telefónica con Rubén Morales, en la que expresó que tanto él como su amigo José Fandi esperaban que se reiniciaran pronto las añoradas reuniones presenciales del Café Ufológico RIO54 para volver. 



Su repentina muerte el 13 de junio a causa de una emergencia cardíaca sorprendió a todos. Nuestras sinceras condolencias a su familia y amigos.


Querido Isidoro Markus, en cada encuentro del Café Ufológico RIO54 permanecerá tu recuerdo unido al profundo sentimiento de amistad, simpatía y optimismo que caracterizaba a tu persona. Buen viaje al más allá.