El jueves 1 de noviembre se realizó como todos los meses la reunión del Café Ufológico Rio54 en Buenos Aires. Cada encuentro suele tener su propia personalidad, esta vez fue una reunión especialmente serena y participativa, donde se profundizó en el tratamiento de diversos temas, prevaleciendo el diálogo sobre las individualidades.
En principio, Alex Gómez mostró una interesante secuencia de tres fotos tomadas con una cámara de 12 Mpx, donde se ve un objeto ovoidal o alargado, según la toma. Las fotos las tomó él mismo, en pleno día, en la ciudad de Buenos Aires, muy cerca de donde hacemos las reuniones RIO54 y al objeto se lo ve recortado sobre un cielo azul con formaciones nubosas, entre altos edificios que servirían como referencia para ulteriores estudios.
Se habló también sobre los chamanes de las culturas andinas prehispánicas, y de la provocación de estados alterados de conciencia mediante determinados hongos y plantas en los rituales aborígenes, así como se comentó el alto desarrollo técnico que habían logrado las culturas preincaicas constructoras de Tiahuanaco y Pumapunku.
Fue bienvenido a la mesa, en su primera visita a RIO54, el abogado Dr. Jorge Luis Rocco, quien dijo no haber tenido experiencias de observaciones, pero sí recordó que su padre vivió en Río Gallegos (Patagonia Argentina) en 1945, y que la única atracción nocturna que tenía ese lugar (por entonces muy despoblado) era sentarse a mirar unas misteriosas luces que entraban y salían del mar reiteradamente, lo cual generaba comentarios en los habitantes. La anécdota sorprendió por su antigüedad, previa a la fecha fundacional de los "platos voladores" en 1947, y despertó el recuerdo de otros casos patagónicos, además de los "submarinos fantasmas" en el mar austral, que fueron objeto de persecuciones y hasta ataques con bombas de profundidad por parte de la Armada Argentina, e incluso la Marina publicó un libro sobre esas escaramuzas con sumergibles misteriosos. La charla derivó entonces, casi naturalmente, en los enigmas de la Antártida. Morales recordó que el Google Earth no muestra imágenes detalladas de los polos y Daniel Postizzi manifestó su extrañeza acerca de que ello suceda, expresando que cuando la órbita de un satélite pasa cerca de los polos, la imagen se desenfoca debido a que la superficie del planeta "se aleja" por el achatamiento polar, pero aclaró que es un efecto que se puede corregir desde los comandos en tierra.
Se abordó también las observaciones de ovnis desde aviones y la dificultad en que se hagan públicos muchos de esos avistamientos, debido al temor de los pilotos a ser mal calificados en las evaluaciones psicológicas de las empresas aéreas -puntualizó Mario Lupo.
El tema de los chemtrails (estelas gaseosas que dejan los aviones y permanecen visibles varios minutos) mereció diversos comentarios, empezando por el rumor que habla del rociado de sustancias químicas sobre las poblaciones, con fines inconfesables. Al respecto fueron esclarecedoras las aportaciones de Postizzi quien, evidenciando en su léxico sólidos conocimientos aeronáuticos, manifestó que por su trato directo con aviadores civiles y militares, no le constaba semejante hipótesis y explicó con detalle cómo se condensan los gases de combustión en determinadas condiciones meteorológicas, formando largas estelas en el cielo. Agregó que además los aviones tienen un sistema que derrite el hielo que se forma en las alas y hace correr el agua por el fuselaje, lo que también forma estelas al liberarse. Al preguntarle porqué estos "chemtrails" a veces se cruzan entre sí formando una suerte de cuadrícula en el cielo, Postizzi respondió que eso sucede en las zonas cercanas a aeropuertos, donde los aviones giran en espera de turno para aterrizar. Las estelas se producen a diversas alturas, pero desde abajo parece que se cruzaran entre sí. Desde un enfoque totalmente distinto, sin internarse en tales tecnicismos, Ana Serrano coincidió diciendo que es impensable, desde el más puro sentido común, que esos pilotos viertan venenos sobre las grandes ciudades, porque estarían fumigando a sus propios hijos, a sus propias familias, a sus propios amigos!
Esos fueron algunos de los temas que se trataron con singular intensidad y gran participación en este encuentro pleno de reflexiones compartidas.
Los coordinadores de RIO54 queremos también agradecer a Edgardo Stekar, uno de los más firmes concurrentes a estas reuniones mensuales, por habernos invitado junto con el amigo Alex Gómez a participar de su programa "Café Ufológico" que se emite los domingos por Radio Ciudad de Merlo, donde pudimos conversar con varios vecinos de Merlo que relataron interesantes observaciones.
La próxima reunión del Café Ufológico RIO54 será el jueves 6 de diciembre a las 18,30, como siempre en el Café de la Subasta ubicado en la calle Río De Janeiro Nº 54, Buenos Aires.
Es cierta la información sobre Río Gallegos, muchos antiguos pobladores tienen anécdotas sobre estos sucesos en la ciudad, incluso en localidades cercanas como Comandante Luis Piedra Buena, Puerto Santa Cruz y Puerto San Julián estos eventos ocurrian con habitualidad.
ResponderEliminarAdicionalmente en el área continental, incluso bien adentro en tierra firme existen documentos testimoniales y fotográficos que son aún más antiguos; algunos de ellos han quedado registrados en las crónicas de los pioneros de la región.
No olvidar las descripciones de la evolución de "Luces Malas" entorno a las trazas telegráficas y antiguas antenas radiales, incluso en zonas tan alejadas como Cabo Virgenes, las que en algún momento fueron publicadas en los medios escritos de la Capital Federal.
Es verdaderamente apasionante bucear en la historia de estos eventos patagónicos.
Gracias por leer.