FOTO: De izq. a der. Sentados: Janin, Ricardo Jalics, Alberto Portalet, Verónica, Sebastián Haraya, Rubén Morales, Mario Coen, Anabella Veja, Gonzalo Veja y Rubén Romano. Parados: Daniel Postizzi, Edgardo Stekar, Alberto Zurlo, Alex Gómez, Javier Stagnaro, Sergio Pérez, Florencia Rubio, Estela Del Río, Juan José Castelli, Luis Alberto Baynham, Iván Orenstein, Horacio Pistoni, Mario Lupo y Horacio Sorbaro. Y están pero quedaron ocultos en la foto: Ana Serrano y Daniel Narvaja.
En nuestra mesa del Café Ufológico RIO54 tuvimos siete nuevos participantes, en una noche propicia para compartir historias sobre ovnis y temas afines. Juan Castelli relató impactantes observaciones de ovnis realizadas desde Rawson, Chubut, de esos casos patagónicos que suelen tener ribetes espectaculares. Por ejemplo contó que una noche, tal vez en los años '70, los controladores del aeropuerto de Trelew observaron estupefactos la presencia de luces danzando o jugando sobre la pista. Dijo también que cuando era estudiante en una escuela cordillerana, una tarde se vio un objeto redondo, plateado, casi estático en el cielo, y las autoridades de la escuela hicieron salir al patio a todo el personal y a los 400 alumnos para observar el fenómeno. Mario Coen recordó otros eventos del litoral atlántico austral, como la aparición de submarinos furtivos en la década del '60 que nunca pudieron ser interceptados ni identificados por los buques de la Armada. Se habló de avistamientos en Santa Isabel, Caleta de los Loros, Golfo San Matías, Golfo Nuevo y Puerto Madryn, sumando informaciones Castelli, Stagnaro, Jovic y Morales, dando cuenta de la existencia de posibles pecios de submarinos hundidos, vistos en bajamar desde aviones o por jóvenes que practican windsurf.
Sebastián Haraya, en su primera visita a RIO54, nos obsequió con una erudita y fresca charla sobre aspectos poco conocidos del tema ovni que están documentados en bibliografía norteamericana reciente. Mencionó su interés hacia autores como Jacques Vallée, Barbara Bartholic, Karla Turner, Laura Knight y Eve Lorgen. En esa línea narró estremecedores detalles sobre experiencias de abducción, visitantes de dormitorio, helicópteros oscuros que transportan a comandos militares y su vinculación con "black ops" (operativos negros).
Daniel Narvaja, recién llegado a RIO54, habló sobre un avistaje que realizó con binoculares desde el barrio de San Cristóbal, Ciudad de Buenos Aires, en una tarde estival de 2011. Detenido en el cielo se distinguía un platillo metálico con matices rojizos del que sobresalían unas puntas hacia arriba, mientras que por abajo su superficie parecía torneada. El objeto permaneció unos dos minutos en esa posición y luego se deslizó hacia el sur. En otra oportunidad, desde la elegante zona de Puerto Madero, mientras el viento en sudestada arrojaba nubes bajas sobre la ciudad, junto a otras personas vio una luz blanca, casi azul de tan brillante, que iba y venía, aceleraba y frenaba, siempre en torno a uno de los altos edificios del lugar. Se le preguntó si podía tratarse de un reflector, pero Daniel descartó esa hipótesis en función de lo que había visto. Luego Luis Alberto Baynham se refirió a unos videos obtenidos en Atucha en 2010 en los cuales un objeto luminoso parece responder a los láseres que le apuntaban los observadores desde tierra.
Ricardo Jalics y Janin comentaron un extraordinario caso protagonizado por un familiar en Uruguay, cuando viajaba en ciclomotor entre Mercedes y Dique El Palmar, en la noche del 1 de junio de 1997. El motociclista notó que lo seguía una luz amarilla, a escasos metros de distancia, suspendida sobre la ruta. Se detuvo para observarla bien y de la luz salió flotando un ser con cabeza en forma de pera invertida y ojos rojos. Ante eso, el hombre trató de sacar un cuchillo que llevaba a la cintura, pero se sintió paralizado y a partir de ese hecho no recuerda ciertos detalles de lo que pasó. Lo cierto es que llegó a destino varias horas más tarde de lo previsto, lo que significaría un episodio de "missing time". Se habló también de secuelas psicofísicas.
Desde Merlo, oeste de la Pcia. de Buenos Aires, estaban presentes Florencia Rubio, Sergio Pérez y Edgardo Stekar, quienes comentaron casos en el denominado "corredor oeste de los ovnis". Otro caso de dos objetos vistos en El Zonda, Pcia. de San Juan, fue narrado por Gonzalo Veja, quien vino invitado por su hermana Anabella, la cual participó también en la reunión anterior. Y vale abrir aquí un paréntesis en la información para rescatar una sana costumbre que se viene repitiendo en RIO54: Generalmente quienes llegan por primera vez a nuestra mesa vienen como para ver de que se trata, y después, en reuniones posteriores, vuelven pero acompañados por su pareja, por un familiar, por algún amigo o compañero de trabajo. Eso es muy gratificante, porque significa que el Café Ufológico RIO54 es un lugar para recomendar a las personas que uno quiere, y eso permite que se sumen también aquellos que no frecuentan el ambiente de la investigación ovni, pero que justamente por eso pueden aportar alguna idea o reflexión descontaminada, novedosa.
En esta reunión, en particular, se comentaron muchos casos que pertenecían al entorno personal o familiar de los presentes, algunos verdaderamente perturbadores, inquietantes, con fuerte impacto emocional en sus protagonistas. Javier Stagnaro explicó que esa angustiante sensación física y mental, ese momento confusional de no saber que hacer, sentir sudor frío o piel de gallina, se denomina "estupor" en psicología. Daniel Postizzi admitió haberlo vivido hace años, cuando comenzaba a desarrollar rutinas de trabajo para perfeccionarse en fotografía de fenómenos aéreos. Practicaba registrando aviones con su cámara, cada vez con mayor destreza, pero en determinado momento apareció un puntito negro en el cielo que no era un avión y sintió que su actitud corporal cambiaba totalmente y a causa del "estupor" se veía con dificultades para operar la cámara normalmente.
Como los relatos extraños iban in crescendo, Rubén Morales bromeó que para participar en RIO54 no era obligación contar historias cada vez más escalofriantes, y que también podíamos reflexionar sobre temas tranquilos.
Se mencionó la participación del argentino Alejandro Chionetti en la reciente conferencia mundial de Washington ante miembros del Congreso de los Estados Unidos, hecho que sirvió para recordar los antecedentes de Chionetti en la Comisión de Investigaciones Ufológicas (CIU) que dirigía Guillermo Roncoroni en Buenos Aires, así como su viaje a la meseta de Marcahuasi, su investigación de casos como La Dulce (Pcia. Bs. As., 1978), su participación en expediciones del espeleólogo Julio Goyén Aguado y su curioso libro "Mundos paralelos". Javier Stagnaro, Rubén Morales, Alberto Zurlo y Rubén Romano desgranaron anécdotas de trayectorias compartidas en la década del '70, antes de que Chionetti se radicara en Estados Unidos.
Rubén Romano puntualizó que el fenómeno ovni ocurre en el contexto terrestre y en la experiencia humana. Por tanto es un fenómeno no necesariamente extraterrestre, es nuestra subjetividad quien lo pone en ese lugar y tal vez el fenómeno tenga que ver con algo más trascendente para nosotros como seres humanos, que la mera aparición furtiva de visitantes cósmicos. En cada época se le dio distinta interpretación a hechos similares y el tema del descenso de dioses celestes en las tradiciones antiguas fue abordado por Alex Gómez, Javier Stagnaro y Mario Lupo, entre otros, citando mitos cosmogónicos como el de los indios Hopi en Estados Unidos.
Merecen destacarse las palabras de Alex Gómez cuando se refirió con emoción a su viaje a la ciudad de La Plata en el mes pasado para llevar donaciones a una familia integrante del Café Ufológico de La Plata que perdió todas sus pertenencias a causa de la gran inundación. Agradecemos a Alex por haber tomado esa iniciativa solidaria y solicitar de inmediato la colaboración de los amigos de RIO54 para llevar la ayuda en el momento que más se la necesitaba, cuando el agua aún no había terminado de bajar.
Se dice que nuestras reuniones son sobre ovnis y temas "conexos", aunque es difícil establecer el límite de "los conexos", de modo que en un momento se habló bastante sobre el tema de la radiestesia o rabdomancia, y sorprendió ver que varios de la mesa tenían experiencia en practicar esta antigua disciplina.
Por fin se hizo el sorteo gratuito entre los presentes de tarjetas y boletines aportados por Javier Stagnaro, libros y cuestionarios de encuesta de CODOVNI donados por Roberto Banchs, revistas UFOPRESS que donó Rubén Romano, unas simpáticas bolsas y lapiceras que trajo Mario Coen, además del último número de la revistas IDREC que generosamente repartió Iván a quienes aún no lo tenían. Sinceramente gracias a quienes vienen a RIO54 trayendo algún souvenir para obsequiar, porque el momento del sorteo es siempre gratamente esperado.
En síntesis, por la intensidad de los relatos que circularon, tuvimos realmente una noche de estupor.
El próximo Café Ufológico RIO54 será el jueves 6 de junio, como siempre a las 18,30 en el Café de La Subasta, Río de Janeiro 54, Ciudad de Buenos Aires.
Los esperamos, las esperamos.
Excelente, muy bueno. Un saludo a Rubén Romano, con el que estuve en |985, en un congreso. No me recuerda, pero yo sí a él. Hace rato que quería comunicarme con Rubén. Agradeceré que por medio de alguno de ustedes,me envien por e mail, la dirección electrónica. Un saludo, y sigan adelante.
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