Estuvieron presentes en nuestra reunión del jueves 6 de septiembre de 2018, Diego Cantiano, Jorge Fmil, Héctor De Rosa, Ricardo Durán, Isidoro Markus, José Fandi, Sofía Poeta, Joaquín Lopumo, Mabel Costea, Mario Coen, Carlos Vales, Rubén Romano, Alberto Portalet, Daniel Postizzi, Lali Alvarez, Luis Baynham, Luis González, Miguel Arjona, Karina Zabala, Abel Leguizamón, Marta Fuster, Javier Stagnaro, Horacio Sorbaro, Orlando Burgos, Diego Golía, Carlos Spinelli, Jorge Moauro, Mirta E. Cenizo, Carlos C. Guari, Víctor Silva, Walter Esteban, con la coordinación de Mario Lupo y Rubén Morales. Disculpas si en esta lista hemos olvidado a alguien!
Cada reunión del Café Ufológico RIO54 es diferente. Pero siempre es un revelador encuentro para escuchar atrapantes historias y conocer a nuevos participantes que vienen por primera vez a nuestra mesa de conversación sobre ovnis y temas conexos. En septiembre, una vez más nos convocamos en el restó autoservicio Bellagamba de Avellaneda 399 en Caballito para darle la bienvenida en su primera visita a Mirta Cenizo, Víctor Silva, Walter Esteban y Carlos Guari. Mirta se presentó expresando su interés por los temas que nos reúnen, sin tener experiencias para contar, salvo algunas intrigantes premoniciones que luego fueron confirmadas por los hechos.
Así es RIO54: Agradables charlas en un clima de amistad. |
Por su parte, Víctor Silva, ecuatoriano, estudiante de medicina en Buenos Aires, llegó expresando su interés por las historias relatadas en el libro "Los ovnis de la Antártida" y -viniendo de Ecuador- lógicamente fue interpelado por los presentes sobre la enigmática Cueva de los Tayos. Mencionó los libros de Erich Von Däniken, habló sobre la expedición guiada por el explorador húngaro-argentino Juan Moricz en la que participó el astronauta Neil Armstrong y mencionó rumores de que en esas intrincadas cavernas habría una estatua de oro de 15 metros de altura.
El oficial Carlos C. Guari habla sobre su experiencia en la Base Decepción. |
El oficial Carlos Guari en Decepción. Fuente Gaceta Marinera. |
En Decepción, la casa principal y la casa de emergencia son las mismas que estaban en los tiempos en que se vieron los ovnis. Carlos Guari explicó que cada año se trabaja en el mantenimiento y renovación de las instalaciones para conservarlas en óptimas condiciones de habitabilidad. También se encuentra en funcionamiento el sismógrafo, de gran utilidad científica teniendo en cuenta que toda la isla es un volcán activo, con fumarolas que emiten vapores en sus playas. Además esa base argentina siempre se destacó por ser una de las pocas en la Antártida que posee servicio de agua corriente, la que se extrae de una napa subterránea y se envía por un acueducto hasta la casa principal, a diferencia de la enorme mayoría de las bases antárticas, donde el personal todos los días debe dedicarse a la laboriosa tarea de "hacer agua" derritiendo bloques de nieve.
Rubén Morales, autor de "Los ovnis de la Antártida" |
Bien se ha dicho que estar en la Antártida es lo más parecido a estar en otro planeta, y debe tomarse con naturalidad que en ese entorno desolado, de inmaculada pureza, se despierten en el alma humana percepciones sutiles que de ordinario están bloqueadas por el estrés, la rutina y la saturación sensorial de la artificial vida cotidiana en nuestro mundo civilizado.
Rubén Romano en charla con Carlos Vales y detrás Mabel Costea. |
Hablando Diego Cantiano, luego Mario Lupo, José Fandi y Diego Golía. |
Lo curioso es que cuando tenía 14 años y se dirigía a la escuela industrial acompañado por su padre, volvió a ver exactamente lo mismo. Era una mañana fría, nublada, oscura y estaban esperando el colectivo en una parada de Ituzaingó cuando vieron descender lentamente una bola de fuego frente a ellos que bajaba como si fuera en cámara lenta, hasta quedar detrás de unos pinos situados a unos 100 metros. Por un momento se vio el fulgor que se recortaba detrás de los árboles y finalmente se extinguió. Diego calcula que la esfera tendría un diámetro de 50 metros y le pareció igual a la que había visto cuando era niño.
Joaquín Lopumo contó que en los años 90, en un área rural de Bragado, Provincia de Buenos Aires, cierta noche un productor ganadero se despertó sobresaltado por los mugidos de las vacas. Se asomó por una ventana y vio que dos esferas luminosas, una detrás de la otra, se iban acercando a la casa. Asustado, el hombre tomó su escopeta y les disparó para tratar de ahuyentarlas, pero continuaron su avance, imperturbables. Las esferas llegaron hasta la casa y acto seguido desaparecieron, pero justo entonces se levantó un fortísimo viento que hacía volar todas las cosas y golpeaba las puertas con estrépito. Pasado un rato, todo volvió a la calma. Cuando el hombre preguntó en el vecindario para ver si podían darle alguna explicación, le dijeron -en base a la cultura del lugar- que podía haber sido víctima de un trabajo de magia.
Rubén Morales, Abel Leguizamón y Karina Zabala. |
Recordamos que solo se abona la consumición como en cualquier local gastronómico y es necesaria una consumición por persona, también como en cualquier restó. Las reuniones no se filman ni se graban y si alguien lo hiciera es bajo su absoluta responsabilidad, solo tomamos unas fotos para ilustrar breves resúmenes como éste. Hasta el 4 de octubre!
Hola
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